LA ALIMENTACIÓN NATURAL
Los alimentos naturales son valiosos para todos, pero los
hábitos alimenticios varían considerablemente de un individuo a otro.
Los alimentos que comemos deberían hallarse lo más cerca
posible de su estado natural: tendrían que ser frescos sin refinar e
integrales, es decir, conteniendo la fibra y los nutrientes originales
intactos, y no deberían llevar productos químicos innecesarios en su
preparación conservación y almacenamiento.
Alimentos Esenciales: Existen cinco tipos, hidratos de
carbono, proteínas, grasas, vitaminas y minerales. Todos ellos proporcionan
nutrientes esenciales, para el correcto funcionamiento del organismo.
- Vitaminas
- Minerales
- Curas con Zumos
Hidratos de carbono Son esenciales en la dieta, pues la
necesidad más urgente del cuerpo humano es la de obtener energía. Son un grupo
de sustancias que incluye azúcares simples (fructosa, galactosa y glucosa),
disacáridos (lactosa, maltosa y sacarosa) y polisacáridos (celulosa, glucógeno
y almidón).
Los carbohidratos tienen dos formas básicas-los almidones y
los azucares-, y un tercer tipo, la fibra o celulosa, que es la parte
indigerible del alimento y cuya importancia para la salud no se ha reconocido
hasta hace poco. En todas las culturas, los hidratos de carbono son la
principal fuente nutritiva. Solo engordan cuando se consumen en cantidades
superiores a las necesidades energéticas del cuerpo y acompañados de grasas.
Tomados en su forma natural son una excelente fuente de nutrientes y de fibra
dietética.
Proteínas Las proteínas son necesarias para
formar células y reponer tejido. La importancia de la proteína en el alimento
que comemos viene dada por la proporción que de ella puede aprovechar el
cuerpo. Es un error pensar que existe diferencia alguna entre las proteínas de
origen animal y vegetal.
Grasas Las grasas se dividen químicamente en
tres categorías: las saturadas, las poliinsaturadas y las monoinsaturadas. Las
grasas saturadas elevan los niveles de colesterol y obturan las arterias hasta
que un coágulo o bloqueo produce un infarto cardiaco. Las poliinsaturadas no
obturan los vasos sanguíneos y tal vez posean un efecto protector, también
proporcionan ácidos grasos esenciales- ácidos linoleíco y araquidónico-, necesarios
para una buena circulación de la sangre y para mantener sanos los vasos
sanguíneos. Las grasas monoinsaturadas actúan de forma neutral por lo que
respecta a la salud. No siempre resulta fácil distinguir las grasas –buenas de
las –malas, aunque por regla general las saturadas tieden a ser sólidas y se
encuentran en los alimentos de origen animal, como la mantequilla, el queso,
las aves y los huevos; las poliinsaturadas, líquidas y se encuentran en ciertos
tipos de pescados, frutos secos y aceites vegetales. Las grasas
monoinsaturadas se encuentran en los
frutos secos y, sobre todo, en el aceite de oliva. Los aceites más saludables
son los más ricos en ácidos grasos insaturados, como los de oliva, girasol y
soja.
La mayoría de las grasas y de los alimentos de toda clase
contienen una proporción variable de los tres tipos: lo que importa es la
proporción, pero hay que considerar que, cuando se calientan los aceites
poliinsaturados con el fin de solidificarlos (hidrogenación), como ocurre en la
fabricación de la mayoría de las margarinas, se convierten en saturados. No hay
duda de que necesitamos grasas, pero se recomienda reducir el consumo de grasas
saturadas para que disminuya automáticamente el nivel de colesterol en sangre.
LAS VITAMINAS
Vitaminas:
En
la actualidad esta muy de moda preocuparse por las vitaminas, pero lo cierto es
que necesitamos vitaminas en cantidades tan reducidas, que es muy improbable
que padezcamos una deficiencia con una dieta variada.
Existen en total unas trece vitaminas
reconocidas, que se dividen en dos grupos principales: hidrosolubles (vitaminas
del complejo B, vitamina C y ácido
fólico) y liposolubles (vitaminas A, D, E y K).
Las
vitaminas hidrosolubles se disuelven en la sangre y en el líquido
intracelular y no se conservan en el cuerpo mucho tiempo. Se pierden con
rapidez al cocinar y, por lo tanto, es fundamental un consumo diario regular.
Las
vitaminas liposolubles, en cambio, se retienen en el hígado y en los
tejidos adiposos, y por ello no hace falta ingerirlas diariamente. Es más fácil
que perduren en los alimentos, ya que son más estables en la cocción.
Las necesidades vitamínicas
dependen de varios factores, como la edad, el sexo, la ocupación, la dieta y el
estilo de vida.
Vitamina
B1 (tiamina) Hidrosoluble. Ayuda a liberar energía de los
carbohidratos, mejora la función mental y nerviosa, y estimula el crecimiento.
Buenas fuentes son: cereales integrales (incluyendo la pasta y el pan), germen
de trigo, harina de avena, frutos secos y la mayoría de las hortalizas.
Vitamina
B2 (Riboflavina) Hidrosoluble. Contribuye a la salud de los
ojos, piel, uñas y pelo; favorece el crecimiento y la reproducción. Buenas
fuentes: verduras, huevos, cereales integrales, setas.
Vitamina
A Soluble en grasas y básica para el crecimiento, la reparación de
tejido y la salud de los ojos. También protege contra infecciones. Buenas
fuentes: zanahorias, brécol, espinacas y derivados lácteos.
Vitamina
C (ácido ascórbico) Hidrosoluble. Es vital para la cicatrización de
heridas, la resistencia a contraer enfermedades y la absorción del hierro.
Buenas fuentes: verduras, patatas, tomates, fruta (sobre todo cítricos y
bayas).
Vitamina
D Liposoluble. Esencial para mantener los niveles de calcio y
fosforo, potencia la formación del huesos y dientes. Vital para niños y
embarazadas. Buenas fuentes: derivados lácteos; la luz solar también la
produce.
Vitamina
E liposoluble. Forma parte de las membranas celulares y protege
las células del sistema circulatorio; se cree que posterga la vejez. Buenas
fuentes: aceites vegetales, verduras, germen de trigo, cereales integrales,
frutos secos y huevos.
Acido
fólico Hidrosoluble. Es importante en la preservación de la anemia y
para la vida celular sana, Vital para embarazadas. Buenas fuentes: verduras, zanahorias,
calabaza, aguacate, cereales integrales.
LOS MINERALES
Los minerales son vitales para el
bienestar, forman parte de nuestro sistema hormonal y, en sales solubles,
pueden afectar a la composición y el equilibrio de los fluidos corporales.
También posibilitan el buen funcionamiento de los músculos y de los nervios. En
total, existen unos cien minerales, de los que se cree que son esenciales unos
veinte. De estos, seis se necesitan en grandes cantidades (macroelementos) sodio, cloro, potasio, calcio, fosforo y magnesio.
Los otros catorce se precisan sólo en cantidades reducidas (oligoelementos) hierro, cinc, manganeso, cobre y yodo entre otros.
Al igual que las vitaminas, ciertos minerales pueden eliminarse al cocer
alimentos que lo contienen.
Calcio:
Nuestro
cuerpo contiene un 1.5% en peso de calcio y el 99% forma parte de huesos y dientes. Una
pequeñísima proporción circula por la sangre, pues es necesaria para su
coagulación, para la contracción normal del músculo cardiaco y para el
funcionamiento de los nervios. Para asimilarlo no debe faltar la vitamina D.
Hierro:
Es
necesario para transportar el oxigeno por el cuerpo y para formar la
hemoglobina. Una pequeña cantidad forma parte de algunas enzimas. Facilita la
conversión del caroteno en vitamina A, y la vitamina C favorece su asimilación.
Las mujeres, debido ca la menstruación, presentan mucha más carencia que los
hombres.
Magnesio:
Es
necesario para mantener el potasio en las células y para la correcta
asimilación de la vitamina B6. El magnesio cataliza numerosas funciones
biológicas y facilita la asimilación y trasporte de nutrientes, la transmisión
de impulsos nerviosos y la contracción muscular. Promueve la retención de
calcio en los dientes.
Sodio
y Potasio: Se mencionan juntos a menudo, puesto que su
equilibrio es esencial. Actúan en conjunto para regular los líquidos del cuerpo
y la retención de agua.
Fósforo:
Es
indispensable para huesos y dientes, pues junto con el calcio constituye su
trama mineral.
Cinc:
No
se ha descubierto todavía su función exacta. Aunque se halla en numerosos
alimentos, no se absorbe siempre por completo, especialmente en presencia de
ácido fítico (como el pan integral que no se ha fermentado con levadura
natural).
Yodo: Esencial
para el perfecto funcionamiento de las tiroides. Su fuente más segura son las
algas marinas. Los vegetales terrestres (especialmente las cebollas y el berro)
contienen yodo sólo si se han cultivado en tierras con este mineral. También se
encuentra en los frutos secos, en la sal marina y en los aceites refinados.
Por: Ara. R
CURAS DE
ZUMOS
La vida sedentaria en ambientes
cerrados y con calefacción, la alimentación y la contaminación favorecen que el
cuerpo se cargue de toxinas. Para facilitar la desintoxicación no sólo es
conveniente mantener una higiene adecuada, sino que la alimentación también
juega un papel esencial, ya que los órganos depurativos del cuerpo no pueden
deshacerse de todos los residuos si la cantidad es muy elevada.
Los zumos de frutas, además de
las plantas medicinales, pueden ser la base de una cura primaveral, un pequeño
periodo de ayuno que depure nuestro organismo y, por tanto, favorezca la
prevención de las enfermedades, muchas de las cuales tienen su origen en los
hábitos nutricionales. Si tiene una enfermedad grave, y desea hacer una cura de
frutas , primero deberían consultar a su medico.
La fruta tiene cualidades
excepcionales para llevar a cabo esta labor: es hidratante, desinfectante, diurética y digestiva.
Las curas de frutas se pueden
realizar de dos maneras, tomando una sola clase de fruta durante todo el día, a
lo largo de varios días, o bien alternando varias frutas. Esta cura se debe
realizar, como mínimo, una vez por semana, y al dia siguiente de haber hecho un
exceso alimenticio. La cantidad aconsejada varía según la clase de fruta que se
elija y se distribuirá en tres o cuatro comidas. La fruta que se toma en zumo
es imprescindible que sea totalmente natural y recién hecho.
CURA
DE FRESAS
Se empiezan por 300-500gr
diarios, pero puede llegarse a 2kg si se habitúa el cuerpo. Es muy desintoxicante
y con ella desaparecen no solo urticarias o erupciones cutáneas, sino también
resulta muy indicada en los casos de estreñimiento y reumatismo.
CURA
DE NARANJAS
Se pueden tomar hasta 3kg de
naranjas diarios sin perjuicio alguno. Es recomendable para el tratamiento de
enfermedades hepáticas y estreñimiento, así como para estimular el desarrollo
óseo infantil, ya que su abundante cantidad de ácido cítrico favorece la
fijación del calcio en los huesos.
CURA
DE LIMONES
Se ha de practicar con moderación
y por un periodo limitado porque un uso prolongado puede producir efectos de
desmineralización del organismo por arrastre excesivo del calcio de los huesos.
Es contraproducente en personas anémicas o nerviosas (acentúa la irritabilidad)
El zumo de limón es ideal para
los enfermos de gota y artritis al reducir a elementos más simples las toxinas
del metabolismo de las proteínas, como el ácido úrico, con lo que facilita su
eliminación al exterior.
Pueden practicarse curas de zumos
con otro tipo de frutas, como manzanas, albaricoques, ciruelas,
melocotones.etc.
Con la variedad de frutas de que
hoy disponemos, es posible programar los días de zumo con gran pluralidad;
incluso está a nuestro alcance, en mercados un amplio abanico de frutos
exóticos.
Por: Ara. R
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