"Si cambias la forma de ver las cosas, las cosas cambiaran de forma" Eckhart tolle

ALIMENTACIÓN SALUDABLE Y NUTRICIÓN


LA ALIMENTACIÓN NATURAL


Los alimentos naturales son valiosos para todos, pero los hábitos alimenticios varían considerablemente de un individuo a otro.
Los alimentos que comemos deberían hallarse lo más cerca posible de su estado natural: tendrían que ser frescos sin refinar e integrales, es decir, conteniendo la fibra y los nutrientes originales intactos, y no deberían llevar productos químicos innecesarios en su preparación conservación y almacenamiento.

Alimentos Esenciales: Existen cinco tipos, hidratos de carbono, proteínas, grasas, vitaminas y minerales. Todos ellos proporcionan nutrientes esenciales, para el correcto funcionamiento del organismo.

  • Vitaminas
  • Minerales
  • Curas con Zumos

Hidratos de carbono Son esenciales en la dieta, pues la necesidad más urgente del cuerpo humano es la de obtener energía. Son un grupo de sustancias que incluye azúcares simples (fructosa, galactosa y glucosa), disacáridos (lactosa, maltosa y sacarosa) y polisacáridos (celulosa, glucógeno y almidón).

Los carbohidratos tienen dos formas básicas-los almidones y los azucares-, y un tercer tipo, la fibra o celulosa, que es la parte indigerible del alimento y cuya importancia para la salud no se ha reconocido hasta hace poco. En todas las culturas, los hidratos de carbono son la principal fuente nutritiva. Solo engordan cuando se consumen en cantidades superiores a las necesidades energéticas del cuerpo y acompañados de grasas. Tomados en su forma natural son una excelente fuente de nutrientes y de fibra dietética.

Proteínas Las proteínas son necesarias para formar células y reponer tejido. La importancia de la proteína en el alimento que comemos viene dada por la proporción que de ella puede aprovechar el cuerpo. Es un error pensar que existe diferencia alguna entre las proteínas de origen animal y vegetal.

No existe peligro de deficiencia proteínica en una dieta vegetariana equilibrada. La mayoría de personas siguen comiendo el doble de las proteínas que necesitan. No existe en el cuerpo órgano alguno que se ocupe de almacenar el exceso de proteínas. El excedente se expulsa por la orina. También disminuye la necesidad de proteínas con la edad. Un exceso de proteínas puede hacer engordar. Los ancianos, y los que padezcan trastornos renales, no pueden seguir una dieta con demasiada proteínas. Bebés, niños y adolescentes, al estar en crecimiento, necesitan más proteínas en función de su peso que en los adultos. La proporción de proteína que puede asimilar el cuerpo depende del tipo de aminoácidos que la componen. En el ser humano, la mitad de los aminoácidos esenciales deben proceder de alimentos, y el resto se puede sintetizar a partir de otras sustancias. El cuerpo solo puede aprovecharlos completamente si están presentes en una proporción determinada,  y la escasez de uno afecta proporcionalmente a los demás. Los tres aminoácidos esenciales más escasos son la lisina, la metionina y el triptófano.




Grasas Las grasas se dividen químicamente en tres categorías: las saturadas, las poliinsaturadas y las monoinsaturadas. Las grasas saturadas elevan los niveles de colesterol y obturan las arterias hasta que un coágulo o bloqueo produce un infarto cardiaco. Las poliinsaturadas no obturan los vasos sanguíneos y tal vez posean un efecto protector, también proporcionan ácidos grasos esenciales- ácidos linoleíco y araquidónico-, necesarios para una buena circulación de la sangre y para mantener sanos los vasos sanguíneos. Las grasas monoinsaturadas actúan de forma neutral por lo que respecta a la salud. No siempre resulta fácil distinguir las grasas –buenas de las –malas, aunque por regla general las saturadas tieden a ser sólidas y se encuentran en los alimentos de origen animal, como la mantequilla, el queso, las aves y los huevos; las poliinsaturadas, líquidas y se encuentran en ciertos tipos de pescados, frutos secos y aceites vegetales. Las grasas monoinsaturadas  se encuentran en los frutos secos y, sobre todo, en el aceite de oliva. Los aceites más saludables son los más ricos en ácidos grasos insaturados, como los de oliva, girasol y soja.




La mayoría de las grasas y de los alimentos de toda clase contienen una proporción variable de los tres tipos: lo que importa es la proporción, pero hay que considerar que, cuando se calientan los aceites poliinsaturados con el fin de solidificarlos (hidrogenación), como ocurre en la fabricación de la mayoría de las margarinas, se convierten en saturados. No hay duda de que necesitamos grasas, pero se recomienda reducir el consumo de grasas saturadas para que disminuya automáticamente el nivel de colesterol en sangre.


LAS VITAMINAS

Vitaminas: En la actualidad esta muy de moda preocuparse por las vitaminas, pero lo cierto es que necesitamos vitaminas en cantidades tan reducidas, que es muy improbable que padezcamos una deficiencia con una dieta variada.
Existen en total unas trece vitaminas reconocidas, que se dividen en dos grupos principales: hidrosolubles (vitaminas del complejo B,  vitamina C y ácido fólico) y liposolubles (vitaminas A, D, E y K).

Las vitaminas hidrosolubles se disuelven en la sangre y en el líquido intracelular y no se conservan en el cuerpo mucho tiempo. Se pierden con rapidez al cocinar y, por lo tanto, es fundamental un consumo diario regular.

Las vitaminas liposolubles, en cambio, se retienen en el hígado y en los tejidos adiposos, y por ello no hace falta ingerirlas diariamente. Es más fácil que perduren en los alimentos, ya que son más estables en la cocción.
Las necesidades vitamínicas dependen de varios factores, como la edad, el sexo, la ocupación, la dieta y el estilo de vida.


Vitamina B1 (tiamina) Hidrosoluble. Ayuda a liberar energía de los carbohidratos, mejora la función mental y nerviosa, y estimula el crecimiento. Buenas fuentes son: cereales integrales (incluyendo la pasta y el pan), germen de trigo, harina de avena, frutos secos y la mayoría de las hortalizas.

Vitamina B2 (Riboflavina) Hidrosoluble. Contribuye a la salud de los ojos, piel, uñas y pelo; favorece el crecimiento y la reproducción. Buenas fuentes: verduras, huevos, cereales integrales, setas.

Vitamina A Soluble en grasas y básica para el crecimiento, la reparación de tejido y la salud de los ojos. También protege contra infecciones. Buenas fuentes: zanahorias, brécol, espinacas y derivados lácteos.

Vitamina C (ácido ascórbico) Hidrosoluble. Es vital para la cicatrización de heridas, la resistencia a contraer enfermedades y la absorción del hierro. Buenas fuentes: verduras, patatas, tomates, fruta (sobre todo cítricos y bayas).

Vitamina D Liposoluble. Esencial para mantener los niveles de calcio y fosforo, potencia la formación del huesos y dientes. Vital para niños y embarazadas. Buenas fuentes: derivados lácteos; la luz solar también la produce.

Vitamina E liposoluble. Forma parte de las membranas celulares y protege las células del sistema circulatorio; se cree que posterga la vejez. Buenas fuentes: aceites vegetales, verduras, germen de trigo, cereales integrales, frutos secos y huevos.

Acido fólico Hidrosoluble. Es importante en la preservación de la anemia y para la vida celular sana, Vital para embarazadas. Buenas fuentes: verduras, zanahorias, calabaza, aguacate, cereales integrales.


LOS MINERALES

Los minerales son vitales para el bienestar, forman parte de nuestro sistema hormonal y, en sales solubles, pueden afectar a la composición y el equilibrio de los fluidos corporales. También posibilitan el buen funcionamiento de los músculos y de los nervios. En total, existen unos cien minerales, de los que se cree que son esenciales unos veinte. De estos, seis se necesitan en grandes cantidades (macroelementos) sodio, cloro, potasio, calcio, fosforo y magnesio. Los otros catorce se precisan sólo en cantidades reducidas (oligoelementos) hierro, cinc, manganeso, cobre y yodo entre otros. Al igual que las vitaminas, ciertos minerales pueden eliminarse al cocer alimentos que lo contienen.

Calcio: Nuestro cuerpo contiene un 1.5% en peso de calcio  y el 99% forma parte de huesos y dientes. Una pequeñísima proporción circula por la sangre, pues es necesaria para su coagulación, para la contracción normal del músculo cardiaco y para el funcionamiento de los nervios. Para asimilarlo no debe faltar la vitamina D.

Hierro: Es necesario para transportar el oxigeno por el cuerpo y para formar la hemoglobina. Una pequeña cantidad forma parte de algunas enzimas. Facilita la conversión del caroteno en vitamina A, y la vitamina C favorece su asimilación. Las mujeres, debido ca la menstruación, presentan mucha más carencia que los hombres.

Magnesio: Es necesario para mantener el potasio en las células y para la correcta asimilación de la vitamina B6. El magnesio cataliza numerosas funciones biológicas y facilita la asimilación y trasporte de nutrientes, la transmisión de impulsos nerviosos y la contracción muscular. Promueve la retención de calcio en los dientes.

Sodio y Potasio: Se mencionan juntos a menudo, puesto que su equilibrio es esencial. Actúan en conjunto para regular los líquidos del cuerpo y la retención de agua.

Fósforo: Es indispensable para huesos y dientes, pues junto con el calcio constituye su trama mineral.

Cinc: No se ha descubierto todavía su función exacta. Aunque se halla en numerosos alimentos, no se absorbe siempre por completo, especialmente en presencia de ácido fítico (como el pan integral que no se ha fermentado con levadura natural).

Yodo: Esencial para el perfecto funcionamiento de las tiroides. Su fuente más segura son las algas marinas. Los vegetales terrestres (especialmente las cebollas y el berro) contienen yodo sólo si se han cultivado en tierras con este mineral. También se encuentra en los frutos secos, en la sal marina y en los aceites refinados.



CURAS DE ZUMOS

La vida sedentaria en ambientes cerrados y con calefacción, la alimentación y la contaminación favorecen que el cuerpo se cargue de toxinas. Para facilitar la desintoxicación no sólo es conveniente mantener una higiene adecuada, sino que la alimentación también juega un papel esencial, ya que los órganos depurativos del cuerpo no pueden deshacerse de todos los residuos si la cantidad es muy elevada.



Los zumos de frutas, además de las plantas medicinales, pueden ser la base de una cura primaveral, un pequeño periodo de ayuno que depure nuestro organismo y, por tanto, favorezca la prevención de las enfermedades, muchas de las cuales tienen su origen en los hábitos nutricionales. Si tiene una enfermedad grave, y desea hacer una cura de frutas , primero deberían consultar a su medico.

La fruta tiene cualidades excepcionales para llevar a cabo esta labor: es hidratante, desinfectante, diurética y digestiva.

Las curas de frutas se pueden realizar de dos maneras, tomando una sola clase de fruta durante todo el día, a lo largo de varios días, o bien alternando varias frutas. Esta cura se debe realizar, como mínimo, una vez por semana, y al dia siguiente de haber hecho un exceso alimenticio. La cantidad aconsejada varía según la clase de fruta que se elija y se distribuirá en tres o cuatro comidas. La fruta que se toma en zumo es imprescindible que sea totalmente natural y recién hecho.

CURA DE FRESAS
Se empiezan por 300-500gr diarios, pero puede llegarse a 2kg si se habitúa el cuerpo. Es muy desintoxicante y con ella desaparecen no solo urticarias o erupciones cutáneas, sino también resulta muy indicada en los casos de estreñimiento y reumatismo.

CURA DE NARANJAS
Se pueden tomar hasta 3kg de naranjas diarios sin perjuicio alguno. Es recomendable para el tratamiento de enfermedades hepáticas y estreñimiento, así como para estimular el desarrollo óseo infantil, ya que su abundante cantidad de ácido cítrico favorece la fijación del calcio en los huesos.

CURA DE LIMONES
Se ha de practicar con moderación y por un periodo limitado porque un uso prolongado puede producir efectos de desmineralización del organismo por arrastre excesivo del calcio de los huesos. Es contraproducente en personas anémicas o nerviosas (acentúa la irritabilidad)
El zumo de limón es ideal para los enfermos de gota y artritis al reducir a elementos más simples las toxinas del metabolismo de las proteínas, como el ácido úrico, con lo que facilita su eliminación al exterior.
Pueden practicarse curas de zumos con otro tipo de frutas, como manzanas, albaricoques, ciruelas, melocotones.etc.
Con la variedad de frutas de que hoy disponemos, es posible programar los días de zumo con gran pluralidad; incluso está a nuestro alcance, en mercados un amplio abanico de frutos exóticos.






Por: Ara. R

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